CON Z DE SURREALISTA

Por Adolfo A. Chouhy

 

La obra de Darío Zilbersztein nos aproxima al mundo del subconsciente. Y el  mundo onírico de este artista se encuentra plagado de mujeres sexys, hombres animalizados, esferas y pirámides que flotan en enigmáticos ambientes, y, por sobre todo, uno de los rasgos de aquella vanguardia: los espacios vacíos.

Los caminantes es una serie q muestra de manera cabal la destreza de Zilbersztein para construir mundos fantásticos: a modo de telón de fondo el vacío se presenta sugerido por una paleta algunas veces azul otras, color habano o marrón que se extiende por todo el papel. Sobre él, como aparecido in medias res, la figura de un único caminante, que cuán ciudadano común de “no sé dónde” con sus pensamientos enrollados en volátiles cintas rojas nos incita a pensar que se desplaza sin rumbo, como perdido en una ciudad solitaria (¿o un vacío macabro?), condenado a vagar eternamente por los recovecos de la mente del artista convertido por la magia de Huidobro en un pequeño dios.

En todos se ve con claridad el sello surrealista de Zilbersztein que, al igual que la vanguardia de entreguerras, aquí también se escribe con zeta.

 

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020

 

Emilio Fatuzzo sobre Dario Zilbersztein

Entre la mística y el misterio pictórico.

Al mirar la obra de Dario Zilbersztein entramos en contacto con cierta mística, con un enigma, un secreto, porque Dario no se satisface con reproducir el aspecto externo de las cosas sino que intenta captar su hálito más profundo e interno y las relaciones invisibles existentes entre forma y contenido. Por ejemplo: nos muestra a una mujer tomando una copa de vino pero, a su vez, hay algo que está sucediendo y no sabemos que es. Sus personajes sufren una constante tensión existencial.

No se trata ni de describir ni de representar. Lo que Dario Zilbersztein busca es una imagen que transite el borroso límite de lo que se ve y lo que se oculta. Es decir, su obra tiene un gran carácter simbólico.

Jacques Derrida nos enseñó que, en Grecia, el transporte público se llama metaforikós, es decir, aquello que, como la metáfora, nos transporta a otro lugar. En ese sentido, la obra de Dario Zilbersztein parte de la realidad para capturar el sentido del misterio y que, como el metaforikós, siempre nos transporta a otros lugares.

 

Carlos Regazzoni sobre la obra de Dario Zilbersztein

Señores…!

El hecho pictórico de descomunal grandeza me hace cerrar los libros y hablar con el corazón, como dijo un paisano en Pila, cuando hice una de mis primeras exposiciones en el sótano del Teatro de Pila: “Che, este es muy bueno o muy malo… jajajaja”

Increíble haberlo escuchado, por que yo sabia que era muy bueno… que boludo!

Con ese criterio y esa lógica, es que me permito hablar de la pintura de Darío Zilbersztein.

Un joven absolutamente sensible que con la prepotencia de un trazo inédito pone en su mercadería (llámese cuadros) el desafío que es uno de los caminos del arte.

Yo, si tendría que comprar un cuadro, compraría un cuadro de Darío Zilbersztein.

Darío es un pintor que tiene oficio, que no es poco.  Algo que decir?

Si mis palabras pueden lograr que Darío encuentre un camino dentro del circuito mínimamente argentino, yo creería que se hizo justicia. Mientras eso no ocurra, la manga de idiotas que manejan la critica tendenciosa, espuria y sin razón, seguirán multiplicándose.

En esa vorágine, Darío Zilbersztein lucha con su alma el deseo de ser un gran artista y que sea reconocido como tal. Yo creo que lo es.

Por ello como los boludos (la última línea del malón), tirara su trazo certero para tumbar y herir de muerte a los imbéciles y anacoretas que utilizan el arte como manera franelera de desarrollar un planteo sicológico.

Grande Darío! Son un gran tipo y me alegra haberte conocido y compartir con vos un trabajo que tiene que ver con darle posibilidad a nuevos talentos.

Avanti  Bersaglieri che la vittoria é nostra!!!

 

Carlos Regazzoni

12/06/2015

 

Pedro Romero Malevini sobre la obra de Dario Zilbersztein

Qué diferencia hay entre lo que vemos y lo que imaginamos?

Un afuera social, generoso y comprometido se contrapone con un interior perturbado en rebeldía. Estos dos extremos se juntan en una obra que se firma con un nombre: Darío Zilbersztein.

Su constante búsqueda no se da por vencida, este artista nos obliga a replantearnos absolutamente todo lo que vemos. Su obra no tendría ningún sentido en los parámetros absolutos de verdades y otras destrezas determinantes. La experiencia de situarnos frente a una de sus pinturas nos introduce en un mundo para el cual no estamos preparados, nos obliga a ser cada vez mas abiertos y a asumir los hermosos riesgos que esto requiere. Esta forma de expresión lo sitúa en un lugar de privilegio frente a las ataduras que conlleva el intento de narrar una historia.

En un honesto desafío, este artista se esmera en demostrar que lo que vemos no existe, la percepción de la realidad no es más que un consuelo cuando hurgamos en la psiquis de su obra.

 

Pedro Romero Malevini

Julio 2015